lunes, agosto 07, 2006

La Bolsa

Hace tiempo empecé a trabajar en una compañía de teatro que viajaba por todo el mundo. Compré una bolsa de viaje, cepillo de dientes, avios para el afeitado, etc., y al hacer la maleta coloque una caja de preservativos de veinticuatro unidades, que tenia en la mesita de noche, dentro de un bolsillo de la bolsa.
Paso el tiempo, viajando y trabajando, haciendo y deshaciendo equipaje, pero la caja de preservativos no salía para nada del bolsillo donde la había guardado hasta que llegue a Holanda.
Después de acabar la función me dirigí con un amigo a un Coffee Shop, Nos tomamos un par de cervezas y nos fumamos un cigarrillo de una hierba llamada Súper Skunk. Nos empezamos a reír mucho, yo era incapaz de levantarme de la banqueta donde estaba sentado. De repente entraron dos chicas inglesas con las que habíamos mantenido una ligera conversacion en ingles en la cafetería del teatro. En mi estado era incapaz de mantener una conversación coherente en castellano, así que mucho menos en ingles. Me despedí de mi amigo y me fui al hotel.
Al llegar me hice un pitillo de otra hierba llamada Purpel Hace, allí los papelillos son muy largos, así que los pitillos también. Me tumbe en la cama fumando y pensando en lo que me había ocurrido, se apago el pitillo, me levante y cogí una cerveza del minibar, bebí un buen trago, me volví a acostar y tome el pitillo para encenderlo. Entonces, mire la bolsa de viaje y vi como poco a poco se abría la cremallera del bolsillo.
En ese momento, con la cremallera totalmente abierta, se asomo un preservativo y me dijo: ¡Quillo, que pasa¡ qué vamos a caducar metidos en esta bolsa. Dado mi estado, dude que fuera real lo que había visto y oído, así que encendí de nuevo el pitillo y le di un par de caladas, seguidas de un trago de cerveza. Volví a mirar la bolsa y todavía seguía el condón asomado y mirándome desafiante con sus pequeños ojitos. Cansado de esta situación le dije: Metete dentro con tus compañeros y déjame en paz. Y seguí fumando como si no hubiera pasado nada.
Debió cabrearse el condón, porque saco un pequeño bracito de látex de su funda y grito: A por él. De repente empezaron a salir los veinticuatro condones del bolsillo y se lanzaron sobre mí dándome pequeños golpes en la cabeza. Las paredes comenzaron a moverse y la cama daba vueltas, me puse en pie y los condones golpeaban mis piernas, haciéndolas temblar, a la vez que emitían diminutos gritos al botar: Si da, no da. A verme rodeado, decidí poner pies en polvorosa, pegue un salto y salí corriendo hacia el cuarto de baño, conseguí llegar, cerré la puerta y comprobé que no había ninguno dentro.
En el cuarto de baño, el lavabo, la bañera y el bidet flotaban suspendidos en el aire, solamente la taza del vater estaba fija en su sitio. Me acerque a ella, me agache y me asome como si fuera ver a alguien que me auxiliara dentro, aunque realmente lo que sucedió es que empecé a vomitar.
Estuve un par de minutos con la cabeza metida en el vater. Cuando la saque, los sanitarios habían retomado su posición original mientras que afuera no se oía ningún ruido. Abrí la puerta del aseo muy despacio, no había rastro de los preservativos, y las paredes y la cama habían dejado de moverse. Me acerque a la mesita de noche, cogí el pitillo y la cerveza, me dirigí al minibar y guarde la cerveza. Luego me acerque a la bolsa y comprobé que estaban los veinticuatro dentro de su caja, cerré la cremallera y le puse un pequeño condado. Encendí el pitillo y me acosté; Mientras me quedaba dormido escuchando roncar a los condones, pensé en los anuncios que aconsejan el consumo moderado del alcohol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Aayyyyyyyyyyyyyy...... ese Fernandito er Jipie güeno ahí!

Ya hacía falta al mundo terrenal un blog que hablase de cosas de verdad que en verdad no pasan si no quieres. Ese narrador de road movies de verdad, de las de ida y vuelta, es decir, de las que van para alante y para atrás, para dentro y para fuera.

Bueno, que me alegro mucho de poder saber de ti y tus andanzas (algunas ya las conocía, como la de la Bolsa, que precisamente me contaste en Valencia, en una de esos viajes de payasos, pero eso sí, sin paragaüas) y espero saber más. Ponte unas fotitos que ilustren esos viajes (quiero ver el cartel de La Almunia de Doña Godina, please), y otra del candado de tu Bolsa.

Besos pa ti, pa Marga y pa mi tocayo.